Desde los ventanales del palacio de los Medinacelli en Geldo vemos a las golondrinas contorsionándose para entrar a sus nidos de barro: es tiempo de parada para la crianza, para el canto y el aliento. Primavera y golondrinas dialogan anunciándose mutuamente, y nosotras, las humanas, traducimos en creación y escucha en esta Feria del Libro convocada. Aquí, en la biblioteca del palacio de Geldo, comienza el viernes once de abril, por tercer año consecutivo, el encuentro con los libros y sus satélites, y lo hace invitando a las niñas y niños que habitan el pueblo a un acto de escucha a la narración que ofrece Miguel Alayrach.
El gesto es sencillo, pero cargado de intención: narrar con lentitud y convicción, con el cuidado de quien comprende la fragilidad de una frase neonata en oídos de las personas más curiosas y libres. Acercar la literatura a los niños y jóvenes es lo mismo que liberarles de la obligación de “llegar a ser alguien de mayor” y admirar su existencia en el presente, preferiblemente con una actitud centrífuga, que nos desplace progresivamente del centro del que nos hemos apropiado las adultas. Este viernes los alumnos del CEIP Ramón Rubio Silvestre leen en Voz Alta y el Grupo de Teatro del IES Alto Palancia de Segorbe interpretan un entremés de Cervantes.
A la mañana siguiente, Enrique Rubio inaugura la segunda jornada de la Feria con unas palabras en la plaza de la iglesia. Rubio reivindica el trazo de la escritura a mano por la estimulación cognitiva que implica y nos recuerda el poder de proveer libertad y aprendizaje que la lectura tiene. En las calles adyacentes a la plaza irán sucediendo encuentros entre ficciones y niños a lo largo de la mañana; los bichos incomprendidos que Nadia Carrasco Sánchez visibiliza o el taller de creación de cuentos mediante fragmentos locos que propone Melina Rosa.
En la plaza dejamos trascurrir el día entre los millones de almas que habitan los libros que nos traen los libreros y libreras este año y los repiques de las campanas, que a veces parecen reafirmar las sentencias lanzadas por las autoras que han compartido un trozo de su idiosincrasia en este espacio: Ana Noguera, Eduardo Sáenz de Cabezón, Susana Fortes, Pilar Mateo, Desirée Ruiz, Rosario Raro o Carmen Amoraga. Estas personas, en calidad de creadoras de mundos recogidos en libros, proponen resolver dudas lanzando más preguntas, invitando a caminar sobre un suelo blando y poroso que nos invita cuestionar nuestras interpretaciones de partida.
Y es que contemplar a una persona nadando en su elemento, entregada a una acción demiúrgica, perfilando una certeza que suponga una pequeña trinchera en la era en que vivimos o asumiendo con honestidad su desconcierto es, cuanto menos, esperanzador. Elsa Moreno escribe sobre tela blanca “Donde hay agua hay vida” tras recitar En un lugar limítrofe y David Silvestre nos imanta en las imágenes que supura el Terror cotidiano. También se reconocen, con el I Premio Alto Palancia de Poesía Churra, presentado por Josep Carles Laínez, las hibridaciones que se generan cuando las geografías se transmutan.
Y bajo la amenaza del crepúsculo, Manolo Gil insiste, noventa y cuatro años después de Medio pan y un libro, en que sigue siendo necesario acercar bibliotecas, librerías, ferias, clubs de lectura y encuentros entre la literatura y las personas, independientemente de la violencia estructural que las amenacen, porque abrir un libro es abrir un conflicto y atreverse a atravesarlo. Terminamos la jornada con algunos temas de culto interpretados por Cowards Music Trío y damos paso a la noche.
Al mediodía del último día de Feria, con el vergel a las espaldas, clausuran el encuentro Raúl Quinto y Demetrio Gómez, con un espíritu combativo que lo impregna todo de cuestionamientos y la tranquilidad de encontrar compasión y verdad incluso frente a los monumentos más vergonzosos que conforman nuestras tradiciones discursivas. Es conmovedor presenciar la justicia hecha palabras y es imprescindible que las palabras justas sean la materia prima de este mundo en devenir.
Nos sentimos muy agradecidas por la participación y generosidad de las autoras, las libreras, todo el equipo que ha edificado esta tercera edición de la Feria del Libro de Geldo y a las asistentes por su interés y compromiso. Nos vemos la próxima primavera.